El "confinamiento" de Tomás Moro.
Entre 1534 y 1535 nuestro personaje sufrió un confinamiento que concluyó con un trágico final. Dados los últimos acontecimientos referidos a la Pandemia de la Covid-19, relacionamos la palabra "confinamiento" con las medidas tomadas por un determinado gobierno, para evitar el contagio de una enfermedad. Pero la Real Academia de la Lengua Española (RAE) ofrece tres acepciones al término confinar:
1) Desterrar a alguien,
señalándole una resistencia obligatoria.
2) Encerrar o recluir a
algo o alguien en un lugar determinado o dentro de unos límites.
3) Lindar (estar
contiguo).
El “confinamiento” de
Tomás Moro, no estuvo relacionado con ninguna enfermedad, a pesar de que en la Inglaterra del siglo XVI no les hubiera venido mal teniendo en cuenta la Peste y la Viruela. Entendemos este confinamiento como la segunda acepción que hemos tratado, haciendo referencia al periodo de tiempo que permaneció encarcelado en la Torre de
Londres.
Imagen realizada por medio de Photoshop.
En 1534 Tomás Moro fue procesado por la Ley de Traición, 26 Enrique VIII, que fue aprobada ese mismo año en el Parlamento. La ley establecía de forma clara que negar de manera “maliciosa” el título de rey sería castigado con la muerte. Moro fue acusado por 4 cargos; rehusar aceptar la supremacía del rey; mantener comunicación con el traidor John Fisher; rehusar romper su silencio; y negar que el Parlamento tuviera la facultad de declarar que el rey fuese la cabeza suprema de la Iglesia. Tomás Moro, consiguió defenderse con éxito de todos estos cargos salvo del último de ellos. Pues, como establece James McConica en la biografía de nuestro personaje: Moro mantenía que mientras el Parlamento podía elegir y, por tanto, decidir sobre la cabeza de la Iglesia, dado que se trata institución espiritual e internacional.
Durante el tiempo que
permaneció en prisión, experimentó una cierta liberación. A lo largo de su vida
encontramos una clara dualidad, en la que se contraponen su voluntad de ser un
hombre de letras y dedicarse a sus escritos, con las obligaciones que se
corresponden con sus altos cargos políticos. Su "confinamiento" no fue tan plácido como el nuestro, sin Netflix, HBO u otros divertimentos, la cosa se complica. En su tiempo en la torre se dedicó
a realizar escritos de índole espiritual, a su vez mantuvo un estrecho contacto
con su familia. El uso de la correspondencia como fuente histórica se torna
fundamental, pues, encontramos una gran cantidad de datos sobre su vida
familiar, su personalidad y sus reflexiones en torno al proceso que se ha
llevado a cabo contra él.
El 6 de Julio de 1535, el periplo en la Torre de Londres llegó a su fin, pues esa misma mañana fue decapitado en Tower Hill. En esta imagen observamos el lugar en el que fue decapitado.
Imagen del Cadalso de Tower Hill.
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